Una vez más se ha colocado un punto y final a una novela.
Para el escritor es un momento de alivio y satisfacción aunque es bien sabido que en el fondo nunca se llega al punto final si no hay antes algo que lo provoca y es el inicio de otra novela, si no existiera esa nueva motivación el escritor nunca dejaría de escribir y reescribir la misma historia hasta la completa satisfacción, es decir, nunca. Gracias al cajón de posibles se acumulan ideas narrativas que de vez en cuando empujan y asoman la cabeza y avisan en su momento que ya están listas para la carrera. Es entonces cuando se acelera y culmina la obra que tienes entre manos para complacer a alguno de los embriones que con esmero o locura has germinado en su momento.
Pero a la alegría de terminar y la necesidad de volver a empezar se abre un abismo que los escritores no profesionales no saben cómo saltar. Se trata de la búsqueda del editor que lea el manuscrito y se apresure a que firmes un contrato de edición, a ser posible mejor que el anterior y con una buena promoción. Como dicho proceso no es fácil ni apresurado, aunque ya se haya publicado, para el escritor es un viacrucis que desearía resolver lo más rápidamente posible y si no es así, con la menor intrusión en la concentración de la nueva novela. En ocasiones es mejor esperar a que el tema tenga su lugar en el mercado, en otras arriesgarse a presentar la obra a los premios literarios e iniciar otra procesión que puede convertirse en penitencia, en las menos encontrar un agente literario que invierta en ocupar su tiempo para encontrar al mejor editor de tu obra y en las más iniciar la peregrinación personal o virtual por distintas editoriales hasta encontrar a la que te trata bien que suele ser la que te aprueba el manuscrito y te coloca en la lista de publicables. También hay la versión de no dejarse tentar por la vanidad que dice que el verdadero escritor escribe y no debe preocuparse en publicar, es más, que la publicación acaba siendo la muerte del escritor porque entonces sólo escribe para el público y para vender más. Claro que a esa opinión sólo llegan los que verdaderamente han publicado con éxito de la misma manera que para los ricos el dinero no es lo más importante.
En la encrucijada se abre un nuevo camino como es la incógnita de la publicación digital que tanto temen los circuitos habituales de la edición pues es una manera rápida para el escritor de saltar el abismo sin miedo a caer en su fondo porqué al fin y al cabo en el circuito tradicional sueles acabar en el fondo editorial, en el fondo de la librería, en el cesto de librerías de libro viejo y antiguo o en el poso del olvido que es donde se encuentran la mayoría de escritores. Y los derechos de autor en todos esos casos se convierten en un título honorífico que no permite dejar de escribir los fines de semana.
Veremos en un tiempo prudencial que camino va a seguir la obra terminada, en todo caso sirvan estas líneas como anuncio y, para favorecer la aventura, unas cuantas líneas comerciales:
NOVELA BUSCA EDITOR
EL EXTRAÑO CASO DEL GUIONISTA QUE MATÓ AL DIRECTOR CON UN COLT 45
Es una novela sobre el mundo del cine.
Satírica.
Dedicada a los que una vez fueron gente del cine y nunca dejaron de serlo fuera de él.
También a los hacedores del séptimo arte de serie B.
En definitiva, la corrosiva novela sobre el cine que todo espectador debería leer y que todo profesional del cine negará haber leído.