Muchas son las obras del
cine, el teatro y la literatura que sin tapujos ni enmascaramientos han
denunciado pasajes de la historia y del pensamiento que han intentado someter a
personas e ideas por el simple factor de contradecir lo establecido y pretender
abrir la mente a un futuro mejor cuyo máximo exponente tiene en la libertad su
valor más preciado.
En su narrativa han
elaborado escenas en las que los dos mundos se enfrentan y el protagonista
construirá un arrebato para argumentar con la fuerza de la razón los motivos
que le llevan a defender una causa justa y libre. Es el mensaje que, aunque
pueda parecer demasiado transparente y moralizador, nunca nos deja
indiferentes, a pesar de las diferentes interpretaciones sometidas a la época
de realización o bajo un punto de vista más moderno. En cualquier caso todo
parece indicar con la perspectiva del tiempo que la experiencia ni se aprende
ni se hereda y si algún valor prevalece es la integridad, aunque muy pocos
entiendan lo que representa.
MONSIEUR VERDOUX
USA,
1947. Director y guión: Charles Chaplin (idea original, Orson Welles). Int:
Charles Chaplin (Verdoux), Martha Raye, Marilyn Nash.
Basada en hechos reales cuenta la historia de Henri Verdoux,
un hombre de doble vida. Por un lado es un respetable hombre casado padre de un
hijo, pero por otro es un seductor que, bajo otra identidad, se dedica a
casarse con viudas ricas a las que posteriormente asesina para quedarse con su
fortuna para mantener a su familia. Cuando finalmente es detenido, se
enfrenta en el juicio a una sentencia de muerte.
El juez le pide si tiene algo que declarar.
VERDOUX: Oui, monsieur; sí tengo, aunque el fiscal no haya
tenido la menor intención de adularme. Al menos admite que soy inteligente.
Gracias, monsieur, gracias. Durante 35 años utilicé mi inteligencia con
honradez, después nadie supo apreciarla, de modo que me vi obligado a montar mi
propio negocio. En cuanto a ser un asesino, ¿no lo fomenta la misma sociedad?
¿No es la misma sociedad la que construye las armas con el único propósito de
matar? ¿No se han usado estas armas para matar mujeres? ¿Incluso a niños
inocentes de una forma en verdad científica? Como asesino de masas no soy más
que un simple aficionado. Sin embargo, no quisiera ahora perder los nervios,
cuando voy a perder la cabeza. A pesar de todo, al abandonar esta pobre y
miserable existencia, esto es lo que os digo: les veré a todos ustedes muy
pronto, muy pronto.
Antes de su ejecución en la guillotina, declara a un
periodista:
VERDOUX: Yo diría que los más grandes negocios: las guerras,
los conflictos, todos son negocios. Por un asesinato se es un villano, por
miles se es un héroe. Los números santifican.