23.5.11

Indignaos también...


Cuando escupimos en la calle.
Cuando no saludamos.
Cuando no somos puntuales.
Cuando gritamos sin estar heridos.
Cuando nos enfadamos sólo en horas de trabajo
Cuando nuestra frustración la tienen que pagar los demás.
Cuando hacemos esperar vehículos en el paso de cebra o cuando no los respetamos cuando somos conductores.
Cuando decimos que el precio del peaje es demasiado caro, y continuamos pagando.
Cuando hay que pagar para ver a los hijos.
Cuando los corruptos siguen ganando votos y no vamos a votar.
Cuando el cemento se come el verde.
Cuando queremos especular con nuestra propiedad.
Cuando aceleramos en la autopista para no facilitar el acceso al que se incorpora desde el lateral.
Cuando los discapacitados no tienen escuela integrada.
Cuando explicamos nuestra vida por el móvil y no respetamos el silencio de los demás.
Cuando abren una caja más en el Super y de ser últimos pasamos a ser primeros sin respetar el orden.
Cuando tenemos perro y dejamos la calle sucia.
Cuando hacemos un rato de cola y cuando nos llega el turno todavía tenemos que preparar los papeles.
Cuando ante el estante de productos no sabemos si es el A o el B y tenemos que llamar a la pareja para que nos lo diga.
Cuando seguimos comprando los productos que se publicitan en programas de televisión indignos.
Cuando idolatramos deportistas sin ética y valores sólo porque nos hacen ganar.
Cuando te rebajan lo que previamente han subido.
Cuando nos hacen confundir un patrocinio con una carrera de coches.
Cuando hay medios que viven de fabricar mentiras y después crear opinión sobre ellas.
Cuando no sabemos nunca cuál es el contrato de móvil que tenemos.
Cuando el paisaje urbano es publicidad.
Cuando compramos la misma tecnología una y otra vez porque ya no se repara.
Cuando nos destrozan el paisaje de mar y montaña pero queremos todos los servicios in situ cuando vamos.
Cuando te has vendido el patrimonio de tus abuelos.
Cuando no querías escuchar las batallitas de tus abuelos y ahora ya no te las pueden explicar.
Cuando los padres y los abuelos te han de visitar porque tú no lo haces.
Cuando nos indignamos con lo que hacen los demás y no valoramos lo que hacemos nosotros para que se indignen.